Dime...
Dime que me amas, que no me has dejado de amar aunque nunca me lo has dicho con palabras pero si no con miradas, besos y caricias.
Dime que me amas, que quieres que sea tuya, que me entregue a ti comenzando el amanecer, una y otra vez hasta que veamos la luna llena juntos.
Dime que me amas desde la distancia, desde la cercanía, desde el placer, desde la lujuria, desde la inocencia y la travesura de un par de niños.
Dime que me amas, que quieres volar a mis sueños y encontrar la mejor nube para amarnos, para rozarnos más allá de la piel, para explotar de energía.
Dime que me amas con los ojos cerrados, pero mírame a los ojos del alma y dime que me amas, que quieres correr conmigo a donde quiera que sea.
Dime que me amas, que siempre has soñado estar conmigo, que sigues aquí y seguirás estándolo mientras nuestras memorias sigan vivas.
Dime que me amas aunque todo sea una fantasía, dime que me amas, que tu sueño era estar en mi sueño y que cada segundo lo quieres recorrer conmigo.
Dime que me amas desde la utopía de una vida juntos, de una vida de fantasía, de una historia que pudo ser, pero es y será lo que correspondía.
Dime que me amas, o no, pero no dejes de besarme, de hacerme creer en esta fantasía, de mostrarme un mundo que no existe, sin dejar de ser los personajes inexistentes de una utopía.
Dime que me amas así como yo te amo, dime que me amas, que podemos fugarnos en el infinito de nuestros besos, en la película de amor y pasión que solo existe en nuestras mentes.
Dime que me amas con cada luna, cada estrella, cada ave, cada niño, cada anciano que encuentro en mi camino.
Dime que me amas mientras entras en mi ser, llenándome de tu presencia, haciéndome compañía en el ocaso de mis más bajos instintos.
Dime que me amas, que te enloquezco, que soy lo que siempre habías querido, que no hay nadie como yo, que solo tienes ojos para mí.
Dime que me amas, déjame ser egoísta y poseerte completamente, fundirnos en el fuego de una pasión que no se extingue.
Dime que amas, aunque parezca mentira...
Anónimo