Vivimos en un mundo en el que todos jugamos a ser grandes. Nos ponemos una careta para pretender ser un personaje, mantener una reputación, y suficiente dinero en el bolsillo.
En un mundo carente de sentido, tenemos que formar parte del juego, de la matrix. Surgen preguntas filosóficas que la mayoría decide acallar con creencias religiosas o con distracciones mundanas. No hay respuesta certera a nada. Solo sé que nada sé -decía Sócrates, y con mucha razón.
El sufrimiento humano ocurre por razones diversas, y no siempre se puede prevenir. Es incompresible, y está latente en diferentes etapas de nuestra vida.
Sin embargo, no podemos perder la confianza en la vida, de lo contrario todo lo que parece absurdo nos absorberá. Cada quien deberá fabricar sus propias respuestas para encontrarle el sentido al mundo sin depender de nada ni nadie de manera tóxica.
Para mí, encontrar la sal de la vida de manera sana y amena es uno de los grandes propósitos humanos. Los valores éticos y morales que apliquemos durante el proceso serán muy subjetivos. La relatividad juega un papel importante aquí y debemos hacer las paces con lo que decidimos catalogar con bueno o malo en nosotros mismos y en el mundo. Solo así podremos tener una consciencia limpia bajo nuestros propios paradigmas, considerando que estos puede que estén errados segun las perspectivas de la sociedad a la que pertenezcamos.